La protección al menor, el derecho a ser y desarrollarse como niños quedan por completo ausentes y ajenos a estos pequeños soldados, donde el único juego que conocen y les enseñan, es el de jugar a matar, el tener la cara sucia y mantener los cargadores limpios.
El ser capaces de sostener rifles que en algunos casos son más grandes que ellos, llevar los pantalones caídos y las cartucheras subidas. Donde el único abrazo que conocen es el del arma cruzada que llevan en sus pequeñas espaldas......